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🔥 Ser Agua Caliente – Parashat Tzav 🔥
“Ordena a Aarón y a sus hijos, diciendo: Esta es la ley del holocausto: el holocausto permanecerá sobre el fuego del altar toda la noche hasta la mañana, y el fuego del altar se mantendrá encendido en él.”
(Vayikrá / Levítico 6:2)
Rashi explica que la palabra "tzav" no es una simple orden, sino una expresión de urgencia y motivación constante, válida tanto para ese momento como para todas las generaciones. ¿Por qué tanta insistencia? Porque el Korban Olá era un sacrificio que se ofrecía todos los días, de forma fija. Y cuando una acción se repite de manera constante, existe un riesgo natural: que se convierta en rutina, que se haga sin intención ni alma, simplemente por costumbre. Lo que comenzó con fuego puede volverse frío. Lo sagrado puede perder su chispa. Por eso la Torá nos urge a mantener vivo el entusiasmo. A no dejar que la frecuencia apague el corazón. A renovar incluso lo más cotidiano. Este mismo principio lo encontramos en la tefilá diaria. En la mañana decimos:
“¡Dichosos somos... y decimos cada día dos veces con amor.”
Aunque recitamos el Shema Israel todos los días, por la mañana y por la noche, lo hacemos con amor. Porque el alma necesita sentirse viva. Y el amor, incluso en la repetición, requiere presencia, emoción, intención.
Si en la generación que presenció la entrega de la Torá ya se necesitaba ese impulso para no caer en la monotonía, ¡cuánto más en nuestro tiempo! Hoy, cuando la espiritualidad no siempre se siente natural, necesitamos ese zéruz – ese empuje interior – que mantenga la llama encendida.
El Jafetz Jaim ilustró esta idea con una anécdota simple pero profunda. Contó que una vez fue al mikve en su ciudad, Rádin, y el agua estaba helada. Al preguntar al encargado por qué, este respondió que había echado todo el agua caliente del tanque. Pero al revisar el tanque, descubrió que el agua allí estaba apenas tibia. Entonces le dijo: “Si el agua del tanque no está realmente caliente, no puede calentar el agua fría.”
Así también ocurre en nuestra vida espiritual. Vivimos en un mundo donde muchas veces reina la frialdad hacia la Torá, hacia las mitzvot, hacia lo espiritual. Si queremos encender corazones, acercar almas, no podemos conformarnos con estar "tibios". Necesitamos estar encendidos de verdad. Solo cuando nosotros estamos ardiendo por dentro, podemos transmitir calor. Solo cuando vivimos con pasión y verdad, podemos tocar a los demás. Ser “agua caliente” no es un lujo espiritual – es una responsabilidad. Porque un corazón en llamas, en silencio, ya está haciendo su trabajo: está calentando el mundo
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